11 de maig 2011

Funciones de la emoción según Bisquerra:

Los investigadores se han preguntado cómo es la función de las emociones, sin llegar a respuestas concluyentes. Para algunos la función principal es motivar la conducta; las relaciones entre emoción y motivación ha dado lugar a una extensa bibliografía como consecuencia de las investigaciones en este ámbito. Los fieles al legado de Darwin consideran que las emociones tienen una función adaptativa; son importantes en la adaptación del individuo en el entorno. Desde la perspectiva biologista su función es informar (por ejemplo de un peligro). Entramos así en la dimensión social de las emociones, según la cual las emociones sirven para comunicar a los otros como nos sentimos y también sirven para influir en los otros.

Las emociones tienen efectos sobre otros procesos mentales. Cuando la información es incompleta para tomar decisiones, entonces las emociones pueden jugar un papel decisivo. Las emociones pueden afectar a la percepción, atención, memoria, razonamiento, creatividad y otras facultades.(Oatley y Jenkins, 1996:259;Csikszentmihalyi, 1998).
En resumen, las emociones tienen una función motivadora, adaptativa, informativa y social. Además, algunas emociones pueden jugar una función importante en el desarrollo emocional. (Rafael Bisquerra, 2008: 63).

Currículum de educación primaria

 Des de nuestra perspectiva, hoy en día en la mayoría de escuelas se trabajan conocimientos generales, basados en contenidos académicos i no hacen referencia a las necesidades que se les plantean a los niños/as en la vida cuotidiana. Es decir, se trabajan unos conocimientos según lo que nos viene marcado por el currículum, dejando de lado las necesidades que se les pueda plantear a los niños/as en la vida real, en su día a día.
El currículum de educación primaria dice:
La finalidad de la educación es conseguir que los niños y niñas adquieran los instrumentos necesarios para aprender el mundo en el que están creciendo y que los guíen en su actuar; poner las bases para que sean personas capaces de intervenir activamente i críticamente en la sociedad plural, diversa i en cambio continuo, que les ha tocado vivir. A más de desarrollar los conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias. (el saber, saber hacer, saber ser i saber estar), los niños/as han de aprender a movilizar todos estos recursos personales (saber actuar) para adquirir la realización personal i sean así personas responsables, autónomas y integradas socialmente, para ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria i ser capaces de adaptarse a nuevas situaciones i de desarrollar un aprendizaje permanente al largo de la vida. 

Según el currículum tenemos que formar personas que sean competentes en el día a día, es decir, capaces de desarrollar su parte personal para crecer como personas integras, capaces de relacionarse con los otros i en su entorno. ¿No es cierto que las emociones juegan un papel muy importante en este aspecto?
Cuando hablamos de un desarrollo integral en los alumnos, estamos haciendo referencia a estimularlos en todas las áreas de su desarrollo, es decir, tanto a nivel de conocimientos básicos (matemáticas, lengua, etc.) como a nivel emocional (educarlos para que sean inteligentes emocionalmente).
Entonces ¿Es importante educar  las emociones en la escuela?

Actualmente, nuestro sistema educativo no refleja la competencia emocional  en el currículum, allí donde se reconoce las ocho competencias básicas a desarrollar en la enseñanza obligatoria, si hacemos un repaso de estas ocho competencias:

Competencia comunicativa
    - Competencia matemática
    Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo
      Competencia en el tratamiento de la información y competencia digital
        Competencia social y ciudadana
          - Competencia cultural y artística
            - Competencia para aprender a aprender
              Autonomía y iniciativa personal
                La competencia emocional, lamentablemente, no queda explícita en el documento con el resto de competencias ¿Por qué? ¡No es menos importante!

                Sabemos por experiencia propia que nuestras decisiones y nuestras acciones dependen tanto de nuestros sentimientos como de nuestros pensamientos. Hemos sobrevalorado la importancia de los aspectos puramente racionales (de todo lo que mide el C.I) para la existencia humana pero, para bien o para mal, en aquellos momentos en que nos vemos arrastrados por las emociones, nuestra inteligencia se ve francamente desbordada (R.Bisquerra)

                10 de maig 2011

                Pensando en los demás


                A continuación, quiero compartir el primer video que vi de una escuela que se dedica a trabajar la educación emocional. Este video fue el que hizo que me replanteara  como quería llevar a cabo mi trabajo como profesora, para trabajar con mis alumnos, y como sueño que en un futuro las escuelas tengan en cuenta esta competencia, la competencia emocional, entre las otras a desarrollar.

                PENSANDO EN LOS DEMÁS






                Para  mí, la escuela consiste en los aprendizajes sobre contenidos, pero sobretodo, aprender en el arte de vivir, es decir, con todos los obstáculos que la vida nos pueda presentar, sacar lo mejor y procurar ser feliz.

                4 de maig 2011

                Los componentes de la emoción

                El mecanismo de valoración activa la respuesta emocional. Cuando vivimos la caída en picado en una montaña rusa, valoramos que estamos en "peligro" y esto activa la emoción. En la respuesta emocional se pueden identificar tres componentes:

                Neurofisiológico: consiste en respuestas como taquicardia, sudoración, cambio en el tono muscular, secreciones hormonales, respiración, etc.

                Comportamental: coincide con la expresión emocional. La observación del comportamiento de un individuo permite inferir qué tipo de emociones está experimentando. El lenguaje no verbal, principalmente las expresiones del rostro y el tono de voz, aportan señales de bastante precisión. Pero este componente se puede disimular y entrenar. Esto es importante porque permite tomar conciencia de cómo la expresión emocional se puede aprender.

                Cognitivo: es la experiencia emocional subjectiva de lo que pasa. Permite tomar conciencia de la emoción que se está experimentando y etiquetarla. 
                Las limitaciones del lenguaje imponen serias restricciones al conocimiento de lo que me pasa en una emoción. Estos déficits provocan la sensación de "no saber qué me pasa". De ahí la importancia de una educación emocional encaminada, entre otros aspectos, a un mejor conocimiento de las propias emociones y su denominación apropiada. Ser capaz de poner nombre a las emociones es una forma de conocernos a nosotros mismos.
                El componente cognitivo coincide con lo que se denomina sentimiento, tomar consciencia de las sensaciones (alteraciones) de nuestro cuerpo al recibir el estímulo, la emoción se convierte en sentimiento, es decir, somos conscientes de lo que sentimos y etiquetamos la emoción. (Lazarus, 1991)
                Le Doux (1999) define sentimieinto como emociones voluntarias. Otra de las diferenciaciones entre sentiemiento y emoción la ofrece Frijida et al. (1991), la cual tiene su fundamento en la diferencia en la duración de cada concepto, ya que la duración de la emoción es menos duradera que la del sentimiento.

                Sobre cada uno de los componentes de la emoción, puede intervenir la educación emocional. 
                La intervención en el componente neurofisiològico supone aplicar técnicas de relajación, respiración, control físico corporal, etc. La educación del componente comportamental, puede incluir habilidades sociales, expresión matizada de la emoción, entrenamiento emocional, etc. la educación del componente cognitivo incluye reestructuración cognitiva, introspección, meditación, cambio de atribución causal, etc (Bisquerra Alzina, 2009:19).



                Emoción: mecanismo de valoración

                Según la teoría de la valoración automática de Arnold (1960), aceptada por la mayoría de estudiosos de la emoción, existe un mecanismo innato que valora cualquier estimulo que llega a nuestros sentidos. Este mecanismo es como si se preguntara a cualquier acontecimiento: ¿esto cómo afecta a mi supervivencia?, ¿cómo afecta a mi bienestar? Cuando un acontecimiento puede afectar a nuestra supervivencia o a nuestro bienestar, se activa la respuesta emocional.
                Esta valoración, en general, suele ser inconsciente y está presente el grado en que se percibe el acontecimiento como positivo o negativo. Lo cual producirá emociones distintas. Cuando se habla de emociones positivas en porque el acontecimiento se valora como un progreso hacia los objetivos, hacia el bienestar, en cambio, cuando el acontecimiento se valora negativamente (un obstáculo, un peligro, una dificultad, una ofensa, etc.) genera emociones negativas.
                Influyen en la valoración del acontecimiento muchos factores: significado del acontecimiento, atribución causal, evaluación de las habilidades de afrontamiento, experiencia previa, aprendizaje, contexto, etc. Esto hace que un mismo acontecimiento pueda ser valorado de forma distinta según las personas. Un ejemplo evidente es el de un partido de futbol. Cuando se marca un gol, la valoración es diferente por parte de los seguidores de los distintos equipos: unos se alegran, mientras que otros se entristecen. Esto pone en evidencia cómo la emoción no depende del acontecimiento en sí, sino de la forma que tenemos de valorarlo (Bisquerra, 2000:17)

                “El hombre no está perturbado por las cosas, sino por la visión que tiene de las cosas” (Epicteto, Enchiridion).

                “No hay nada bueno o malo; el pensamiento lo hace así” (Shakespeare, Hamlet, acto II).



                El proceso de valoración incluye un conjunto de toma de decisiones en función de la percepción que se tiene en un momento dado de los efectos que pueden tener las informaciones recibidas en el bienestar personal. En definitiva, una emoción depende de lo que es importante para nosotros. 

                La implicación psicopedagógica es que se puede aprender a valorar los acontecimientos de tal forma que se relativice el impacto negativo. ¿Cómo? Educando a la mente de manera positiva, controlando esas emociones negativas e intentando sustituirlas por emociones conscientes positivas y de esta manera, cambiar el estilo valorativo de los acontecimientos.

                Concepto de emoción

                Las emociones son una parte sustancial de la vida humana. Continuamente, experimentamos emociones. Pero pocas veces nos paramos a reflexionar sobre qué son las emociones, cómo influyen en el pensamiento y en el comportamiento, qué diferencia hay entre sentimientos y emociones, etc.

                A continuación, procuraré dar una definición del concepto emoción:
                Según Goleman, autor que popularizo el concepto de inteligencia emocional, nos define emoción de la siguiente manera: “utilizo el termino emoción para referirme a un sentimiento y sus pensamientos característicos, a las condiciones psicológicas u biológicas que lo caracterizan, así como a una serie de inclinaciones a la actuación”. Todas las emociones son esencialmente impulsos a la acción; cada una de ellas conlleva a un cierto tipo de conducta. En los animales y en los niños pequeños hay una total continuidad entre sentimiento y acción; en los adultos se da una separación: muchas veces, la acción no sigue al sentimiento.
                Las emociones facilitan las decisiones i guían nuestra conducta, pero al mismo tiempo necesitan ser guiadas. Existen centenares de emociones y muchas variaciones, mutaciones y matices diferentes entre todas ellas, es por esta razón que es importante saberlas identificar, para poderlas gestionar i controlar.
                En realidad, existen más sutilezas en la emoción que palabras para describirlas. (Goleman, 1996:441).

                Según R.Bisquerra, el concepto de emoción lo define como “un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a la acción” (Bisquerra, 2000:20).

                Son muchos los autores que, durante años, investigan en el campo de las emociones, y actualmente, encontramos tantas definiciones como profesionales. Sin embargo, cada definición es bastante significativa como para crear una idea de este concepto.

                Mi definición propia del concepto emoción es, aquel estado que surge del interior o exterior de la persona, capaz de provocar una respuesta en el individuo, valorando una situación concreta, y así, poder adaptar el organismo a las circunstancias que nos rodea.